8.06.2005

2046 EJERCICIOS DE SEDUCCION



Lo más profundo es la superficie y bajo ella no pervive más que la nostalgia del sentido y la melancolía por el contenido. Tras la construcción formal de la seducción solo yace el vacío del proyecto amoroso: solo vemos gestos, elocuentes manifestaciones de lo indecible, detalles de rostros apretados contra los cristales de un tren que viaja rumbo al olvido, cigarrillos a medio fumar filmados con el virtuosismo de una secuencia amorosa y ralentizados desplazamientos de amantes sobrecogidos por la melancolia que surcan por clubes atestados de mambos insomnes.

Dean Martin acompaña los movimientos de un dandie desconsolado, portador de una alegría tan triste que conmueve al más duro. 2046 es más que una fabula amorosa y menos que una reflexión sobre los vericuetos de la creación, es más, es solo una tenue capa de colores parpadeantes en donde Christopher Doyle conjuga el cliche de la fría belleza de la fotografia publicitaria – ese diseño deseante que nos evoca en nuestro propio vacío – con la intuición material de un Wong Kar Wai que asume no la desesperada fragilidad del amor sino su absoluta inexistencia fuera de los parámetros de la imaginación forjadora de formas. No hay amor en el siglo XXI sino al interior de las maneras acuñadas por la cinematografía melodramática del siglo pasado.