8.06.2005

"CODE 46", el amor en los tiempos de la genética


William Geld tiene la misión de descubrir quien esta repartiendo, al interior de una empresa, unos papeles que son una especie de pasaportes para salir de la ciudad de Shanghai.

Esto pareciese ser la trama de una película de policías, pero si la historia la situamos en el futuro, donde la posibilidad de moverse de una lado a otro del planeta está supeditada a tu compatibilidad genética con el sitio deseado para viajar, donde el protagonista ocupa un virus de empatía para poder obtener datos mediante la intuición, entonces nos encontramos en el género de la ciencia ficción.

Michael Winterbottom se aproxima al género a través de una historia de amor, la incompatibilidad genética se interpone entre William Geld (Tim Robbins) y María Gonzaléz (Samantha Morton).

Un film que recuerda en muchos aspectos a las novelas de William Gibson, un mundo donde la alta tecnología es parte de lo cotidiano y donde el termino diversidad cultural no tiene cabida, el mundo se ha transformado en uno sólo, donde lenguaje y rasgos físicos se han mezclado de tal forma que es imposible determinar origen. Solamente a través de un análisis genético se descubre quién es quién.

Una película que destaca por una cuidada fotografía y una banda sonora de gran calidad, pero carece de originalidad en su forma de enfrentar y resolver su trama, que a ratos se vuelve confusa para el espectador que nos es aficionado al género.