10.03.2005

LA PATOLOGIA SENTIMENTAL


Hay ocasiones que un buen llanto activado por medios neurologicos más que perceptuales es un ejercicio reconfortante e indicador de ciertas problemáticas internas que ni el mejor analista freudiano podría sacar a flote sin utilizar una serie de sesiones recargadas con varios ceros de profundidad.

El llanto en el cine por lo general es inducido mediante una serie de operaciones tecnico-formales que los artesanos industriales manejan con soltura envidiable y que algunos autores han aprendido y rebasado mediante un sincero - aunque desconfiado - afecto por el melodrama, ese genero vetado durante generaciones por una intelectualidad que nunca entendió que sus proyectos de vida eran aún más cursis y melodramáticas que cualquier obra de Douglas Sirk o Wong Kar Wai.

El problema no estriba en la operación sentimental melodramática sino en la calidad de ese uso. La manera de un filme es un trabajo complejo que rebasa con creces la sobrevalorada importancia otorgada al guión clásico - textos de escritores para filmes de novelistas- los escritores en el cine no han tenido grandes resultados, el soporte de la novela descree de las posibilidade superficiales de la pantalla y termina con algunas malas experiencias de Paul Auster, Shepard o el mismísimo Samuel Becket. los mejores escritores del cine actual son Chris Marker, won kar wai , Sukorov y Tarantino, entre otros autores que logran insertar el texto como un elemento desencarnable del filme.

La sentímentalidad es una patología cuando es un discurso univoco y abrazado sin distancia con toda su carga de emocionalidad formal y melódica. si el filme de Alberto Fuguet "se arrienda" poseyera una cierta efectividad melodramatica sus personajes lograrian dejar de ser meros receptores pasivos de sus textos para devenir en sujetos con grados de indepencia de un autor demasiado preocupado en parecer director de cine independiente más que un amante de sus inestables y materiales creaturas. Sus diálogos fríos como novela traducida del discurso norteamericano sin el gesto físico y emocional que caracteriza a sus personajes. Carentes de voluntad pero sin esa incapacidad de vivir que poseen los personajes de carver, ni la empatia que surge de los protagonistas de los filmes de Jarmusch, amablemente perdidos en un vacio existencial que solo puede llenarse con un multiplidad de fragmentos pop.

en el extremo absoluto de la poco efectividad emocional de fuguet ( es dificil saber si es por opción dramática al estilo de un Bresson o un Tsai Min Liang o solo un defecto operacional) se encuentran dos filmes : el coreano "springtime" de Ryu Jang-Ha con una historia que en los primeros instantes se asemeja a la de fuguet con su protagonista instalado en una vida extraviada y absolutamente dominada poe un ego enorme de músico genial pero no justificada por su quehacer de músico de segunda sin obra que vale su desconmensurada visión de si mismo. pero que luego se extravia en los vericuetos del melodrama amable y de profundas raíces en la cultura coreana emparentándola con filmes como "al maestro con cariño", "la sociedad de los poetas muertos" entre otras pero con un plus que la levanta de la convención norteamericana: su profundo enraizamiento en lo popular y su tendencia la realismo, operaciones que parecen distantes del melodrama pero que les ha dado buenos resultados, sin caer en la tentación del melodrama de izquierdas tan fructífero durante los 70.

en la misma línea se ubica el filme "iluminados por el fuego" de Tristán Bauer que acomete con completa ingenuidad sentimental la guerra de las Malvinas y sus consecuencias posteriores. Distanciándose de la mejor lógica bélica que fue diseñada por autores como Samuel Fuller, Sam Peckinpah o Robert Aldrich, en donde la operación del género bélico operaba desde su aparente ausencia de mensaje y en el placer estético que las imágenes cruentas ofrecían al espectador. El filme de Bauer opta por una línea incomodad y excesivamente clásica, con su estructura sustentada en una serie de molestos flash back que enfrían la guerra y desplazan la operación bélica hacia el mensaje nacionalista disfrazado de pacifismo conciliador.