8.10.2006

DUMPLINGS

DUMPLINGS: ABYECTOS PLACERES.
Miguel Angel Vidaurre.

Dumplings opera como una singular máquina de repulsión y seducción en donde ninguno de los extremos parece coincidir ni repeler al otro. Una fabula pequeña que roza el moralismo se encarna en una refinada puesta en escena que conmueve y paraliza el juicio. A diferencia de un filme politico o de intenciones redencionistas, Dumplings se alia con la fascinación por lo perverso y lo ofrece con un encanto indiscutible. La imaginación macabra tan favorecida por el espiritu decadentista del siglo XIX y encabezada por los prerrafaelistas y sus caprichos bellos hasta el kitsch, parece encontrar de manos de Fruit Chan y de la fotografia de Christopher Doyle a dos buenos aliados a su causa : la estetización de lo innombrable.

Cuando una actriz obsesionada por mantener su belleza se vincula a una cocinera para poder consumir dumplings rellenos con carne de fetos humanos que provocan el efecto de rejuvenecimiento buscado nos encontramos frente a una trama que tiene un innegable poder de atracción. Toda ruptura de los tabues nos situa frente al placer de poder contemplar por algunos instantes el espacio de lo prohibido, la zona de los deseado pero no permitido, una rasgadura del velos que nos permite husmear con despreocupada soltura por estratos mentales vetados para la cotidianeidad.

La combinación entre los elementos vinculados a lo macabro y la superficie de tintes melodramaticos otorgados por Doyle - su marca indiscutible ganada en los filmes de Wong Kar Wai- constituyen la estretegia formal propicia para la irrupción de lo abyecto; como aquello vetado por la moralidad cotidiana y permitido en la ficción gracias a la capacidad seductora de los materiales.

La simple suma de fabula grotesca con puesta en escena de tono brutalista o nuestro habitual "criollismo sucio", no produce necesariamente un aumento de la potencia de las imagenes, e incluso puede llegar a rebajar el nivel de intensidad, por otra parte la tensión entre los aspectos macabros de una historia y su encarnación en formas delicadas que parecen pertenecer a otro registro dramático y que provocan un subito aumento de la intensidad de las imagenes.

Dumplings se instala como una fabula siniestra en el sentido de los cuentos de Ambroise Bierce, o en el cinismo elegante y cortante de los aforismos de Cioran, formalmente refinada, morosamente editada y moralmente ambigua. El placer que emana de ella es similar a la atracción del abismo fabulada por la imaginación romantica y al enamoramiento necrofilo de los escritores góticos. El escollo moral es superado por la atracción formal, el triunfo estético de lo perverso es indiscutible.