8.09.2006

NOTRE MUSIQUE: EL FILME TENTATIVO.

NOTRE MUSIQUE :

FILME TENTATIVO.

JEAN.LUC GODARD. 2004.

"PIERROT LE FOU NO ES REALMENTE UNA PELICULA, ES UNA TENTATIVA DE HACER UNA PELICULA Y SE PRESENTA COMO TAL" (J.L.G)
Miguel Angel Vidaurre.


Aun se mantiene vigente la opinión de Susan Sontag en torno a la filmografia de Godard : "La película se concibe como si fuera un organismo vivo; no tanto como un objeto sino más bien como una presencia o un encuentro...". Nada se instala como definitivo, acabado o resuelto, la forma cerrada es absuelta por la noción especulativa del ensayo y el aforismo. El filme es pretexto para una especulación, una fanfarronada moralizante o un ejercicio dialectico en torno al sentido del plano contraplano.

Desde sus inicios Godard se ha instalado como apostillador y maestro en un mismo movimiento. Filmando los pies de pagina de la historia del cine, o anotando en los margenes sus comentarios. Cine desde las orillas, cine como se pueda, en el sentido del Buñuel mexicano. Junto con Marker son las voces del cine frances, los off permanentes, sin contar a Bresson, los monólogos susurrantes, despiadados y cartesianamente astutos que han caracterizado una cinematografia nacional en donde se tensiona la linea entre la producción de guardarropia del llamado cine de calidad y la descontrucción sistemática- fatigosa y fastidiosa en ocasiones en opinión de Cabrera Infante - de la estirpe godardiana.

NOTRE MUSIQUE se concibe como un nuevo acercamiento a ese universo moral y cinefago que constituye el personaje Godard. Con un montaje inicial de diez minutos en donde se combinan imagenes de Sarajevo - la problematica nuclear del filme - con secuencias de filmes que van desde Ivan el Terrible hasta El Beso de la Muerte, desde Eisenstein y la academia sovietica hasta Aldrich y el cine B norteamericano. El infierno de Godard se concibe como un repertorio de imagenes en donde el criterio de división ontológica ha sido disuelto.

Su purgatorio posee las cualidades del mundo frances, escritores, poetas, cineastas, instalados en un lugar en disolución - Sarajevo - intentanto iluminar la oscuridad embrutecedora de la guerra. Bibliotecas destruidas, busquedas de reconciliación entre antagonistas intestinos, una muestra de la pedagogía godardiana frente a un grupo de jovenes, intentando revelar los hipercodificados senderos de la imagen contemporanea. Humanismo crítico que adormece mi mirada, un pequeño sentimiento de verguenza en ese grupo turistico de intelectuales sufrientes.

El paraiso me permite alejarme de Godard - este maestro que fastidia en ocasiones - como lo último de Antonioni me permite recuperar la palabra para referirme a su obra y desplazarse del frío entusiasmo academico, y comprobar que finalmente Godard prosigue en la tentativa de realizar filmes, por lo tanto realizando pruebas, errando en ocasiones, acertando con lucides en otras, permitiendome escapar a su intencionalmente debil fuerza de atracción y verificar la eficacia de su estrategia.